domingo, 15 de mayo de 2011

despostar!

Nunca había escuchado esa palabra, no existía. Ahora no solo la conozco, sino que mediante la explicación de su significado encontré la más próxima definición a la condición mental del migrante. El exilio. Toda condición de migración tiene en su naturaleza de acción el exilio. El desposte de la tierra matriz, el desmembramiento espacial, que implica un traslado. Los recuerdos. Muchos inmigrantes son de equipaje ligero, de cierta forma el migrante ama la aventura, se la juega por el desprendimiento y atesora recuerdos: no pesan, no hacen bulto, y siempre van con uno a todas partes. El exiliado tiene su identidad flotante, y se pasa sus viajes asegurándola con el ejercicio de fijarla con los arneses de los recuerdos de sus viajes: souvenirs, amigos, cosas de menos al dejar un lugar.


La memoria, nunca había conocido algo tan emotivamente selectivo. La memoria, es como el desposte del pasado, donde las piezas vienen a ser los recuerdos, y el cuchillo es el filo del afecto.


Así como vaca es aquel cuadrúpedo que vaga por ahí y la res es el conjunto de piezas con las cuales, con muchisimo esfuerzo, puedo hacerme a la idea de un animal, mis recuerdos están extendidos en la memoria, y mediante ellos con muchisimo esfuerzo puedo configurar una identidad.


Ver mi identidad como rompecabezas producto de un desposte, genera el vértigo de la no certeza: de una vaca sale una res, pero no de toda res sale una vaca. Puedo devolverme sobre mis recuerdos, pasar revista, uno a uno, pero siento que al hacerlo, van a configurar una imagen distinta del pasado. No hay anécdota que al reiterarse no sea o mas corta, o mas extendida.


Y así como la media res cuelga de un gancho, peligrosamente desgonzada, mi memoria va y viene , pesada, entre el archivo del pasado. A veces viene con mas fuerza, y recuerdo un poquito más profundamente, puedo llorar o sonreír, pero la tendencia es a esquivar el golpe. La media res de la memoria no mide, se bambolea torpe e indiscriminadamente, pero el criterio del afecto interviene, y entonces, recuerdo el recuerdo, y soy un alguien, con un pasado, en virtud de un futuro. Mis flash-backs al pasado se corresponden con mi identidad en el presente, y como el migrante vivo aprendiendo a esquivar la media res, para siempre querer atesorar recuerdos.





e.o.t